Cuando empiezas a preparar las cositas para la llegada de tu bebé encuentras que dicen que son necesarias un millón de cosas, creo que necesitaría otro piso para meterlo todo.
Nosotros tuvimos la grandísima suerte de que mi hermana se ofreció para prestarnos todas las cositas de mis sobrinos (y algunos amigos de dejarnos lo que no tuviera mi hermana), por lo que teníamos que preocuparnos de muchísimas menos cosas.
Tanto ha sido así que una vez que supimos el carro que queríamos, nos pusimos con la habitación.
La habitación es algo que no es ni de lejos obligatorio y menos aún urgente, pero ya ves, a mi es lo que me hizo ilusión.
¿Por qué digo que no es obligatorio ni urgente? Primero de todo porque no conozco a ningún papá que recién llegado el bebé le manden a dormir solito a su habitación y segundo, porque cuando le cambies de habitación con una cunita le bastará (o una cama si ya es más grande).
Pero bueno, ya sabes que a mi la decoración me gusta y el hecho de empezar a montar la habitación de mi niña me ayudaba a hacerme a la idea de su llegada.
La habitación de Duna, que aún no te había dicho su nombre, antes era nuestro cuarto de estudio, una cama nido, una mesa en esquina de 2 metros, el ordenador, estantería con libros, un par de estantes (todo en color madera) y una maravillosa pared pintada en azul índigo, un color precioso pero demasiado excitante para un bebé.
Nunca he sido partidaria de comprar muebles de bebé, de esos que a los 4 años ya empiezan a quedarse pequeños y debo decir que mi piso solo tiene 2 habitaciones, con lo que la cama nido era importante porque es el único sitio donde pueden quedarse los invitados, y sí, es la habitación de Duna, pero hasta que duerma solita habrá que tener algún sitio por si algún día viene alguien a dormir.
Cuando la niña sea un poquito más grande (esta frase suena como si ya hubiera abandonado mi barriga) quiero que tenga una cama alta, para que debajo pueda jugar, hacer los deberes.... vamos, para que tenga en su cuarto espacio disponible. ¿Qué supone esto? pues que ahora no quería gastarme pasta en una habitación temporal, así que decidí inclinarme por el DIY, esto seguro que no te sorprende.
Lo primero de todo fue lacar la cama y las dos baldas que quería mantener, en blanco. Era la primera vez que me iba a poner con una tarea así, pero como de tal palo tal astilla... pues pedí a mis padres que me enseñaran y listo!
Después nos pusimos con la pared, empapelamos casi toda la habitación, con 2 papeles diferentes, aunque en las fotos no se aprecia bien, el papel de mariposas tiene un fondo blanco con topitos turquesas brillantes, el otro papel es ese mismo fondo sin mariposas.
Tenía claro que quería una cómoda para usarla de cambiador y mi idea era tunear una, pero no encontré nada que me gustara y a un precio decente para tunearla, acabamos pidiendo una en la que me dejaban elegir la combinación de colores. Con el mismo color turquesa de la cómoda pinté los detalles de la cama y puse unos detallitos a las baldas, y este es el resultado.
No sé como me atrevo a enseñarte esto cuando aún me faltan de poner las fundas de las almohadas, que para que no ocupen hueco en los armarios las he puesto de brazos del sofá. Van a ser de color malva.
Respecto a la decoración, ves principalmente cosas DIY, unas letras con el nombre de Duna que compré blancas y forré con papel y un móvil colgante de globos, nubes y luna que me hizo mi señora madre, ains que manitas tiene.
¿Te gusta como me ha quedado? ¿Hubieras puesto algo diferente? No es exactamente la idea que tenía antes de montarla, pero estoy contenta con el resultado, creo que quedó relajante, de niña y no es rosa! Que no entiendo esa manía de que las cosas de niña tienen que ser rosas.
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