Creo que esta entrada la escribo para mi, después de casi un año de ausencia llevo una temporada pensando en retomar el blog, pero sé que mis circunstancias van a hacer muy difícil tener una regularidad; razón por la cual escribo ahora sin contarle a nadie que vuelvo.
Mis pensamientos, mi realidad y mis sueños ahora se han unificado como nunca, estoy en la recta final de mi primer embarazo, una nena que sé que en cuanto llegue a este mundo copará todo todo mi tiempo.
El primer pensamiento que llega a mi cada mañana (además del corre que ya no llegas al baño) es saludar a mi nena con un muévete que vea que sigues bien, mi realidad es preparar su llegada (aunque prácticamente ya está todo, para algo estoy en la semana 36) y por supuesto mi sueño es que cuando decida asomar su cabecita fuera de su cueva todo venga bien y crezca sana y feliz.
La verdad es que me gustaría poder volver al blog y comentarte todos los cambios de mi vida, los apuros de una mamá primeriza y cómo cambia la vida de una persona (y de una pareja) con la llegada de un miembro nuevo a la familia.
Como ya te he dicho al principio y teniendo en cuenta eso de primeriza, no sé si conseguiré llevarlo a cabo o no, pero si lo consigo debo agradecérselo al empujón, que sin saberlo, me ha dado mi equipo. Ese equipo de gente genial con el que empecé a trabajar hace algo más de 2 años y que colapsó todo mi tiempo, razón por la que en su día dejé el blog y razón por la que hoy vuelvo, ironías de la vida.
El otro día me regalaron una caja llena de cosas preciosas para mi niña y entre ellas había un maravilloso chupete con el mensaje Mi mamá es una blogger. En el primer momento dije con voz triste ya no, pero después me dio por pensar, y por qué ya no? y aquí estoy, recuperando el blog y la ilusión que mantenerlo me ha dado siempre.
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